viernes, 2 de abril de 2010

FRAGMENTOS DE UN SABER ENCONTRADO I




Subí Las escaleras que conducían a la casa de Carlos Flores, pegué a su puerta y enseguida me abrió. Parecía estar esperándome, pues no se sorprendió de mi visita, sino que sonriendo me hizo pasar dentro.
-          Pasa amigo, acomódate como quieras –dijo sin perder su sonrisa-, ¿que tal las cosas por Málaga?
-          Bien, como siempre, ¿Y tú, que tal?
-          Bien, las cosas van con cierta normalidad. Por cierto – dijo mientras sacaba algo de uno de los cajones -, ¿ qué sabes de Yanowiko?
Aquella pregunta me llamó la atención, la verdad es que aquél  nombre me resultaba familiar, aunque no acertaba a recordar.
-          Me suena. ¿De quién se trata?
-          Mira esto – extendió unos folios sobre la mesa que mostraban signos y dibujos. Uno de ellos era como un caleidoscopio con multitud de esferas como fractales que se expandían o se reducían hacía el centro formando numerosas espirales.
-          Muy interesante. ¿Qué significa todo esto y qué tiene que ver con Yanowiko?
-          Para saber quién es primero tienes que comprender de qué va estos símbolos y representaciones, así que presta atención porque te voy a hablar de algo que significa un grado de conocimiento “paradimensional”.
Aquella palabra empleada por el amigo Carlos Flores me alertó, aquello me indicaba que entrábamos en un terreno que resultaba inquietante y excitante a la vez; la última vez que me habló de cosas parecidas me tuvo cavilando más de la cuenta por algún tiempo, y no logré entender apenas nada. Al menos con la razón, aunque como siempre entendía que estos asuntos requerían más de un estado intuitivo que de razones. De modo que estábamos de vueltas con las mismas cosas, esas que excitan la imaginación y desconcierta a la razón.
-          Bueno, soy todo oídos –dije con cierto tono que no pasó desapercibido para mi amigo.
-          Quiero que prestes atención con los oídos internos, ya sabes, con los del corazón y deja el pensamiento racional para después; ahora necesito que prestes   atención sin que evalúes nada, sólo atiende y trata de percibir lo que te digo. Porque la cuestión “paradimensional” entraña precisamente un salto de la mente digamos “normal y habitual” a “otro tipo de mente”: una mente despejada y libre de las condiciones del mundo ordinario.
Eso lo podía entender en cierto modo, gracias a ciertas lecturas y ciertos estados meditativos experimentados alguna que otra vez. Pero lo extraordinario del caso era esa condición especial de saltar de un lado de la mente a otro, y no era algo que realizara con suma facilidad. Normalmente me atascaba y solía tener dificultades por la idiosincrasia de mi habitual forma de pensar, así que le expresé mis dudas y dificultades al amigo:- “ No sé si podré, hace tiempo que no medito”.
-          ¡Déjate de meditaciones! –exclamó Carlos Flores-, olvídate de todo y presta atención a lo que te voy a decir. – A continuación señaló una de las esferas del conglomerado de esferas y preguntó:-¿Qué ves ahí?
Miré y vi un rostro que resultaba extraño y familiar a la vez. No sé como pero me encontré diciendo cosas acerca de él, aquello ya me resultaba sorprendente; tan sólo mirar esa cara y surgían en mi cabeza como memorias de alguna región profunda y misteriosa. – “ Se trata de Yanowiko, no es así?”,- dije de pronto como si lo supiera.
-          Así es amigo mío, así es: se trata de él, y espero que te estés preguntando qué diantres significa todo esto.
-          ¿Qué significa? – pregunté como bobo al hilo de sus propias palabras, casi parafraseándole-, ¿qué cosa es?
-          ¿Qué cosa? –repitió él igualmente casi imitándome con una expresión chisposa.
Me miró fijamente, entornó los ojos como tratando de coger algo desde lo profundo y lanzarlo en cualquier momento.- Yanowiko  es en cierto modo quién tú reconoces hasta cierto punto, pero, y aquí viene lo interesante de todo el asunto: es todas estas esferas hasta el centro y sus revoluciones de ciclos en las circunvalaciones de las espirales que constituyen sus nexos dimensionales en un todo conjuntivo de grados y niveles  digamos “holocuántico”.
Yo estaba a cuadros. “comprendía y no comprendía”, en realidad no comprendía nada. “Holoqué”!!?
-          Ves lo que te decía de la razón “normal”?. Se funde con esta cosa. Se quema. Se convierte en un galimatías, un asunto de palabras que bailan y que realmente no dicen nada. Nada realmente esencial. En realidad todo lo que te he dicho resulta pura porquería para el verdadero ver; el verdadero ver requiere de una condición especial, o de varias, pero digamos que una es fundamental: se trata de conectar con una realidad mayor que en sí integra está y la trasciende en sí mismo para entrar en el núcleo de lo esencial como seres de luz que somos.
                                  
 Lo inexplicable nunca se podrá explicar, su naturaleza hace que no sea posible y no obstante todos hacemos un mapa para hacernos una idea: buscamos lo imposible y lo imposible se aleja cada vez que intentamos echarle un cabo. No es una roca que se pueda jalar. Los científicos tratan de hacer su propio mapa que van modificando en la medida en que establecen nuevos puntos de comparación en la madeja de lo que se mueve sobre la mirada del pensamiento y sus instrumentos de búsqueda; la razón parece que atrapa algo, pero no sabe que son las sombras de lo insondable que por una peculiar circunstancia les da sentido de realidad, y no es que no sea una realidad o muchas moviéndose al mismo tiempo en otras y otras y otras capas y capas de realidades o sombras con velocidades aparentes de órdenes de luces y sombras de un algo que se escurre a la visión y el pensamiento, que a su vez es un reflejo de reflejos de alguna de las capas de sombras o luces según su perceptor. De alguna manera son realidades, multitud de realidades que surgen y desaparecen  sin que podamos darnos cuenta apenas por la multitud de puntos luminosos que hacen que nos parezca esto u otra cosa en cualquier sentido y dirección o sin posible sentido ni dirección alguna según nuestros mapas de percepción. De alguna manera y gracias a la naturaleza de esas capas o multitud de puntos de luz es que estamos aquí y al mismo tiempo en cualquier punto o todos los puntos o en ningún lugar. La razón del hombre ordinario hace sus mapas. La razón del hombre de ciencia hace sus mapas a través de la percepción, razonamientos e instrumentos de la razón; es una aproximación, una manera de explicar lo inexplicable dentro de unas capas. Nosotros también usamos la razón, solo que de otras maneras: hay tantas maneras como puntos de luz, y como hombres de luz nos extendemos en nuestros propios mapas aunque sabemos que son sólo una manera de hablar o dibujar lo que no puede ser descrito de ninguna manera, pero nos aferramos como el hombre común o el científico con nuestras peculiares controversias y referencias de luz. Así nos convertimos en seres alados y surcamos este misterio que no tiene fin.                                                                                                                                            Autor: José Manuel Díaz Guerrero

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