lunes, 23 de mayo de 2011

LA VIDA QUE SOMOS




Todo un símbolo de aglutinaciones de fuezas vivas en la corriente de los tiempos, un punto convergente de inflexión, un mar de voluntades, olas en un mar que es un mismo corazón que palpita desde su más profundo misterio, la VIDA
que se abre paso buscando un modo y una forma para dar luz a la creación de un nuevo paradigma; la confluencia de los mundos en la frontera de los infinitos insondables que dibujan corazones en las arenas del tiempo.


La revolución es desde dentro hacia fuera, y fuera es el reflejo de las convergencias de plano y nivel para, desde lo interno, establecer el puente de luz de una nueva cultura, la de la VIDA que SOMOS.


A fin de cuentas y desde lo esencial la revolución es fundamentalmente interna para que sea de verdadera transformación en lo externo. Cuando los niveles que predominan no son lo suficientemente profundos y esenciales no hay una verdadera revolución, sino meras correlaciones de campo sistémico de más de lo mismo, que es lo que suele suceder en la escala de las realidades humanas en la suma del tiempo tal y como es dentro de los marcos convencionales, que al fin y al cabo reflejan el estado del yo y las circunstancias y en definitiva los modos de ser y estar. Todo es una cuestión de conciencia. Dependiendo de los niveles de la conciencia así los reflejos de la sociedad, un tiempo y unas circunstancias.


En medio de todo ello no debemos olvidar la belleza de una brizna de hierba, ni el secreto que late en nuestro corazón, pues lo pequéño es hermoso y puede ocurrir que un sólo guijarro cambie el curso de un río; la vida y sus misterios es un océano de posibilidades aún por descubrir.

D.G

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