lunes, 22 de marzo de 2010

RECORDANDO A PETER KOLOSIMO "NO ES TERRESTRE"





                                                     NO ES TERRESTRE

Tengo entre mis manos el libro de Peter Kolosimo “NO ES TERRESTRE” que, como los muchos libros de hace ya algunos años, allá por la década de los setenta publicara Plaza y Janés dedicado al REALISMO FANTASTICO  en su colección “Otros Mundos”, con aquél no menos famoso párrafo de Eluard: “Hay otros mundos, pero están en este”.

Lo he bajado de la estantería casi de forma casual, o quizás no tan casual, ya que los libros tienen algo de magia y vienen o se van de las manos a veces de forma muy curiosa y providencial, otras sin ton ni son, algunas veces más como una obligación que una devoción, y otras, como en este caso más por vocación y devoción que otra cosa, porque a fin de cuentas desde que uno comenzó por los linderos del misterio desde que casi nació hasta la llegada de este tipo de autores y libros, y no es que no hubiera nada que leer pues de todo o casi todo había en los anaqueles de las librerías en el recorrido por el mundo de las letras. Y sí que hubo, pero no es el caso el de entrar en la arquitectura de la memoria libresca, por así decir, que no sólo libresca, claro está, sino de las mil y una impresiones que constituyeron el camino de la vida. Sin embargo y como dije, lo que aquí me trae en el día de hoy con relación a todo esto es la temática que estoy tocando del realismo fantastico, término que acuñaron los famosos maestros del género L.Pauwels y J.Bergier, de los que necesariamente hablaré en otros capítulos dedicado a estos temas. Vuelvo de nuevo, pues hacia el motivo inicial y explicaré de alguna manera lo que no es nada casual ni caprichoso, y no lo es porque dicho autor Peter Kolosimo, con su obra “NO ES TERRESTRE”, fue uno de los primeros autores del género que cautivó mi atención por estos  asuntos y entresijos del misterio.


 Miro y sopeso entre mis manos el “NO ES TERRESTRE”, libro añejo, carcomido por algunos lados y de hojas amarillentas por el paso del tiempo, diría que casi podría leerlo al tacto, porque entre los libros que cuentan, y este forma parte de esos, se establece una curiosa y yo diría que familiar relación. Naturalmente hablo de la memoria, pero de una memoria que cala y toca entresijos del alma, es decir de sentimientos y toda clase de ideas, algunas tan extrañas y paradójicamente ajenas que “no son terrestres”, no lo son en el sentido ordinario, porque como todo arpegio de los duendes y los misterios el alma vuela y recorre territorios que escapan de la razón a mundos más sutiles, que como diría Machado: “ingrávidos y gentiles”…, mundos oníricos, del alma, de ensueños y también, porqué no, de otras realidades, otros mundos y universos.

Y es que, sin quitar nada de sueños ni alma, pero tampoco de razones, que este tipo de libros, y este en particular, me atrae especialmente no sólo por lo que fue y significó para mi, sino también por lo que es y sigue significando a día de hoy: Peter Kolosimo , con sus “huellas misteriosas, ovnis, mitos y leyendas…”, sembró las semillas de los que supieron penetrar misterios y formular interrogantes, los mismos misterios e interrogantes que nos seguimos formulando hoy en día los que no nos conformamos con medias verdades y mucho menos con las ortodoxias que son la nueva inquisición de las fronteras del misterio.

Peter Kolosimo – cuyo verdadero nombre era Pier Domenico Colosimo – nació en Módena, Italia, un 15 de diciembre de 1922. Escritor, periodista de divulgación científica. Considerado uno de los fundadores de la arqueología misteriosa junto con otros renombrados autores del movimiento que englobaba el Realismo Fantástico y denostado, como no, por los grupos conservadores de la ortodoxia oficial. Aún así se le reconoció en diversos ámbitos abiertos de la cultura progresista del momento y muy particularmente dentro de la vanguardia de investigación de la arqueología del misterio. Obtuvo en 1969 el Premio Bancarella por su obra NO ES TERRESTRE. Peter Kolosimo mantenía, gracias a sus diversas investigaciones sobre las materias que trató, que el hombre estaba unido a una realidad cósmica aún por resolver, y que tenía mucho que ver con realidades extraterrenas.
 Falleció en Milán un 23 de marzo de 1984, siguió su camino hacia el misterio y nos dejó su trabajo y su búsqueda con las señales bien fijadas hacia las profundas estrellas; unas estrellas que tienen su huella en la historia secreta del mundo y su conexión estelar. La verdad nos hará libres. Las razones de los mercaderes del templo no son las razones del hombre despierto que camina sobre la tierra y aletea hacia la infinitud.


Kolosimo planteó los grandes interrogantes que requieren de nuestra reflexión e investigación, pues no lanzó al viento teorías o especulaciones de salón, sino que desempolvó la tierra desenterrando inquietantes pruebas de lo insólito; escarbó mitos y leyendas, hizo las preguntas y retó nuestra imaginación: ¿QUIEN DISPARÓ CONTRA LOS DINOSAURIOS?  ¿ QUE SON ESTAS HUELLAS DE PIES HUMANOS ANTES DE QUE ESTE EXISTIERA SOBRE EL PLANETA SEGÚN LA CIENCIA?  Kolosimo hace referencia a situaciones concretas y sorprendentes que no encajan en la historia y que la ciencia no sólo no comprende ni asimila, porque estos datos de la realidad fantástica alteran el orden de sus creencias, con lo que se apartan de la historia oficial y se les arrincona para que no estorben el orden y las creencias tan bien apañadas, no sea que se derrumbe el chiringuito y sean esas otras cosas las que alteren por completo la historia. La ciencia tiembla ante los misterios emergentes que no controla o no encajan en su nueva jerarquía sacerdotal, pues la ciencia es la nueva religión y, sin desmerecer sus logros y realidades objetivas peca y comete los mismos pecados que sus inquisidores históricos. Paradojas de la historia. Por supuesto no hablamos de la ciencia abierta sino de las estrecheces del pensamiento humano que se cierra y se pliega a los intereses y la dogmática del academicismo más acérrimo y conservador de turno, negando lo que no encaja en sus casillas ni en sus intereses culturales, científicos, políticos y religiosos, es la red, le llaman algunos; “la malla que condiciona el pensamiento en libertad e impide la luz del entendimiento más allá de los estrechos surcos de la convención.”

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